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Es en invierno cuando más consultas nos llegan al centro y aunque no lo creas, el culpable es el tiempo. Es por eso os queremos explicar la influencia del frío en nuestro estado físico y
psicológico.

En esta época del año, nuestro cuerpo tiene que soportar cambios de temperatura constantes. Por un lado tenemos el frío, pasear por paisajes nevados o soportar lluvias que empapan
nuestro cuerpo, y en su polo opuesto, pasamos un calor inusual en el transporte público, coche, centros comerciales, trabajo o incluso en casa. Todos estos cambios de temperatura
hacen que nuestro cuerpo se resienta y, por ende, nuestro estado psicológico.

Las consecuencias orgánicas:

La Hipotermia, es una de las consecuencias físicas más conocidas por todos, ya que el cuerpo intenta evitar la pérdida de calor, haciendo que los vasos sanguíneos se contraigan y así conservar el máximo calor posible (vasoconstricción). Una de las consecuencias más comunes es tener las manos y pies fríos. Si dejáramos que el cuerpo baje de 35ªC,
tendremos dificultad para movernos, somnolencia y confusión.

Por otro lado, la bajada de defensas, que se debe a que el sistema inmunológico no actúa de la forma más eficiente y provoca muchas enfermedades que, en otras épocas del año, habríamos repelido fácilmente o no se habrían alargado durado tanto tiempo, ahora nos afectan con mayor provabilidad. Es por eso que es en inverno es donde tenemos más casos de gripe, catarro y otras enfermedades víricas.

Estos dos factores, hacen que nuestro cuerpo este más vulnerable a enfermar y que trabaje más lento y peor, pudiendo dar, a su vez, repercusiones psicológicas como depresión estacional, somnolencia o cansancio excesivo.

Depresión estacional

A algunas personas, el frío nos afecta de una manera muy negativa, generando un estado de tristeza no relacionada con nada específico. Por ejemplo, no nos apetece salir tanto y no hacemos tantos planes con nuestra gente, y esto nos acaba llevando a encerrarnos en casa para sentirnos más protegidos.

Además, tenemos que tener en cuenta que no sólo el frío es el único factor que influye, por ejemplo, la menor exposición a la luz solar a causa de los días más cortos hace que generemos menos serotonina y por ende, estemos más tristes. También nos afectan las lluvias y los paisajes invernales (árboles sin hojas y colores oscuros) que hacen que entremos en un estado de falta de motivación, pérdida de rutinas sociales o incluso un aislamiento.

Somnolencia o cansancio excesivo

El frío también produce un efecto de cansancio excesivo, que hace que el cuerpo pida más horas de sueño de lo habitual. Para mejorar estos síntomas, es muy recomendables dormir en un sitio con una temperatura adecuada (entre 16 y 20 grados), para que nuestro cuerpo descanse adecuadamente y así evitar, en la medida que se pueda estos efectos.
Así que si te sientes inusualmente triste en esta época, no te preocupes, es más habitual de lo que piensas y recuerda, después de la tempestad que nos trae el invierno, siempre llega la la primavera, que la sangre nos altera!